octubre 18, 2009

InTra UTerino




Karen me contó, que en el año 1999, cuando ya tenía a su primera hija de dos años, se había puesto la T de cobre como método anticonceptivo y que luego se había hecho el control anual en el consultorio y que justo después de eso se embarazó. Lo mismo le pasó con el siguiente hijo en el año 2003, es decir a esas alturas ya tenía tres.
Me contó que alguien le dijo a ella que eso lo hacían en los consultorios en la década de los 90 cuando los nacimientos en Chile estaban en decadencia y que se dejaban mal puestos los tratamientos anticonceptivos a las mujeres que estaban formalmente establecidas o con la responsabilidad de un hijo previo al menos y también a las que estuvieran casadas.
Karen cree firmemente que sus dos últimos hijos los pudo haber evitado, ya que su primer hijo lo tuvo a los 17 años, por accidente.
Ahora ya no tiene al hombre que la embarazó, ni tampoco su ayuda económica porque se fue para siempre, olvidándose que había formado una familia, o lo que es peor, creyendo que al formar una nueva vida, el pasado desaparecería.
Karen dejó todo tratamiento externo y se cuida con la abstinencia sexual, se distrae visitando a sus amigas de vez en cuando, trabajando duro para mantener a su familia, saliendo a pedalear todos los domingos en la mañana por una hora, para liberar las tensiones de la semana y poder llenarse de energía porque las penas se pasan con el tiempo y cuando encuentre al hombre que la haga feliz, porque no pierde las esperanzas, poder volver a usar un tratamiento anticonceptivo eficaz para que esta vez si de resultado, porque la tasa de natalidad en Chile sigue baja y a ella le parece que ya aportó suficiente.

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